viernes, 17 de junio de 2011

Adriana y Manuel

Adriana está estrenando título, y como buena madre recién recibida todas las emociones están aún a flor de piel, por eso nos pareció que su relato es entrañable porque nos va a hacer revivir a todas ese mágico momento en el que nuestros hijos/as vinieron al mundo.

Adriana y su pareja decidieron pocas semanas después de enterarse de la noticia de la llegada del bebé, que querían tenerlo en casa. Básicamente la idea del parto humanizado los movilizó a buscar información, la única duda que rondaba sus cabezas era que pasa en caso de una emergencia. Pero fueron a la primera charla, esa duda desapareció, y la idea de compartir un espacio con expertos y otras mamás desde el comienzo del embarazo les pareció muy movilizador.

Una vez por semana la pareja iba a un curso, en donde hicieron trabajo corporal y se conectaron ambos con la panza y ese pequeño ser que estaba por venir. Otro día, solo las mamás iban al taller para seguir moviendo su cuerpo y además aprender los lugares que ocupa el bebe y cómo nuestro cuerpo se va adaptando a esa pequeña presencia.

A pesar de estar ocupada con su trabajo y con todas estas actividades que hizo para generar un vínculo con su bebé, el embarazo a Adri se le hizo largísimo. Tanto, que el día que rompió bolsa se sentó a tomar mate y sacarse fotos con la panza, porque sabía que podía pasar mucho tiempo hasta que el bebé naciera.

Adriana llamó a su mamá, que estaba invitada a presenciar el parto ya que les contaron que si ella iba a cuidar a Manuel el vínculo que se generaba en el parto era muy grande.

Las contracciones se hicieron más fuertes y Adri se metió en la bañadera mientras su pareja llamaba a la partera. ¨Lo que es impresionante es que cuando la contracción pasa, el dolor desaparece por completo. Lo único que me dolía mucho era el sacro. Estuve mucho tiempo en la bañadera hasta que las contracciones se hicieron más fuertes y quise salir. La partera y el obstetra vienen con un banquito tipo herradura y me senté ahí a esperar. Hasta que de golpe sentí que me hacía caca, es la misma sensación.¨

Es verdad, no conozco madre que no lo sienta, algunas no lo dicen porque nos da vergüenza, pero nos damos cuenta que el bebé va a venir porque es igual que cuando queremos ir al baño después de mucho tiempo no haber ido…

Se fueron al living de la casa, Adri se apoyó en su pareja, abrazada, en cuclillas y empezó a pujar. La dejaron tocar la cabecita y ese pujo la mató de dolor, sintió que no iba a poder seguir, pero respiró profundo e hizo un último intento. El papá se agachó a recibir a su hijo, Adriana se sentó, y Manuel se apoyó sobre la panza de su mamá. Una vez cortado el cordón, por papá, Manuel reptó hasta el pecho de su mamá y se prendió durante una hora.

¨Nadie me explicó nada de lactancia y como todos estaban copados con que Manuel había tomado 1 hora seguida… y el pediatra nos dijo que no hay que estar pendiente del reloj… yo le dí.¨

Cada vez que Manuel tomaba, estaba una hora en cada pecho. Adriana no sabía como sacarlo, así que, como en un dibujito animado, lo tironeaba junto con su pezón hasta que él la soltaba. Nadie le había enseñado el truquito de meterle el dedo para engañarlo y no tener que someter a su cuerpo a esa agresión del tironeo. A la semana, las tetas de Adriana estaban llenas de moretones, y cuando la revisaron las grietas que tenía no eran las comunes: ¨estrelladas por hipersucción, imaginate por el nombre como las tenía.¨

Casi un mes más tarde, cuando finalmente la derivaron a una puericultora, se enteró que durante el embarazo podría haber hecho muchas cosas, pero nadie se lo dijo. Una amiga le contó que si te pasas un cepillito en el pezón lo vas preparando, su amiga no aguantó el dolor (yo no pasé ni de intentarlo, solo ver el cepillo cerca de mi teta me dio pánico). Pero Adriana lo hizo para que su hijo pudiera disfrutar de la lactancia y ella también. La puericultora le contó que en lugar de haber preparado el pezón, lo que hizo fue dejar la pielcita como nueva. Es más, las secreciones que nos salen del pecho cuando estamos embarazadas para ir armando una capita, ella las sacó todas.

A los tres meses pudo empezar a disfrutar de la lactancia. Los primeros tres meses que son tan importantes para mamá y bebé, que se están conociendo, conectando, esos tres meses fueron una puesta a prueba. Hay mamás que no resisten, por angustia, dolor…

Adriana le dijo a su obstetra que fue maravilloso el parto pero que sintió una falta de información y contención con respecto al tema de la lactancia ¨pero no me escuchó, fue como si fuera un comentario molesto.¨

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